Corazones de fieltro

Hoy domingo... ¡os cuento una nueva historia!

     Empecé a leer y visitar asiduamente blogs cuando comencé a organizar mi boda (¿y quién no?). Estaba decidida a conseguir que mi boda fuera una boda low-cost. Así que después de mirar aquí y allá, llegué a la conclusión de que iba a hacer mis regalitos para los invitados yo misma: más baratos, personales, y con un poquito de mí en cada uno de ellos (aún no sabía la de tiempo que me iba a costar hacer cada corazón... y que más que un poquito de mí, lo que se llevaban eran muchas horas de mi tiempo jejeje).

     Desde el principio me encantaron la cantidad de detalles de la tienda online Trocitos de Boda. Me enamoré perdidamente de los broches de corazones que venden en su web. ¡Los quería todos! Son requetebonicos. ¡Pasaos a verlos! Yo les compré a ellos los alfileres de puzzle para las chicas, y no tengo más que buenas palabras. Simpáticos, eficientes y expandiendo las cosas bonitas por el mundo. Los alfileres fueron un éxito. Los que compré eran iguales que estos de su web, pero en tonos verdes, lilas y rosas:

Trocitos de Boda

     El caso es que nuestro presupuesto para la boda era muy muy muy limitado y... (a pesar de que me consta que los broches de fieltro valen su peso en oro dado el trabajo que cuesta hacerlos a mano y el cariño con el que se hacen), mi hermana y yo nos vimos envueltas en una vorágine sin fin de coser-coser-coser-coser y nos pusimos manos a la obra para empezar a hacer corazones de fieltro homemade. Compramos fieltro, y cantidad de detallitos para decorar. Empezamos 6 meses antes de la boda. ¡¡Madre mía!!... cuando llevábamos 20 corazones hechos habían pasado ya varias semanas, y nos debatíamos entre la felicidad que sentíamos al terminar cada creación, y el sentimiento de... "no llegamos, no llegamos, la mitad de los invitados se quedarán sin corazones". 

     Pero no nos vinimos abajo (¡eso nunca!). Al contrario. Lo que hicimos fue lo que hay que hacer cuando parece que no llegamos a la meta.... ¡pedir refuerzos! Y allí acudieron todas las mujeres de la familia a ayudarnos a mi hermana y a mí: mi madre, la hermana del novio, la madre del novio, mi amiga Mariló... Bueno, con deciros que... ¡hasta el novio cosió su propio corazón de fieltro!

     Comparto algunos de nuestros diseños para que si alguien quiere hacer corazones y necesita inspiración, pueda utilizar estos como modelo igual que hice yo con muchos otros. ¡Vamos a llenar el mundo de corazones de fieltro!  

¿Qué os parecen los corazones que creamos?

Enseñanzas del Maestro Oogway

     Hoy os dejo una lámina con una de mis frases favoritas de la película "Kung Fu Panda". Porque en mi opinión nuestro destino lo creamos nosotros con cada decisión que tomamos, ya sea para ir en busca de algo que desamos mucho o para evitar encontrarnos con aquello que tememos.

     Así que aprovechemos el día de hoy para ser conscientes de todo aquello que decidimos, porque en cada momento del día se esconden un montón de posibilidades nuevas ante nosotros.

¡A comernos el mundo!

Un poco más de sol

Bueno, bueno, no os lo vais a creer, pero ¡estamos a 19º grados! 

     Eso significa que ya no hace un frío que te hiela los huesos, y que puedo mirar a la gente a la cara cuando paseo por la calle. Ya no tengo la nariz metida en la bufanda todo el rato (exagerada me llaman algunos), ni voy auto-mentalizándome con la cantinela... "ya llego, no hace frío, ya llego, no hace frío, ya llego....".

     Para celebrar que voy de nuevo en manga corta y que Berlín ya no me parece tan fría y distante como el mes pasado, os voy a enseñar la culminación final de la operación que yo he llamado:

     Recordaréis (o seguramente no, en cuyo caso podéis verlo pinchando aquí), que hace un tiempo os conté cómo habíamos decorado con décopatch las letras "SOL". Pues bien, cuando las tuvimos listas, no sabíamos muy bien donde ponerlas. Buscando inspiración por internet, llegamos (hablo en plural porque aquí Carlos lo hizo todo conmigo mano-a-mano) a la conclusión de que las letras quedarían genial en el salón bajo un sol de lana. Sí, sí, de lana. Ahora veréis qué necesitamos y cómo lo hicimos.

Invitación de boda muy personal (¡la nuestra!)

     Hoy hace 7 meses que Carlos y yo nos casamos. Por aquel entonces empezamos a mirar por internet buscando ideas para conseguir unas invitaciones de boda bonitas y baratas. Y como suele suceder, las baratas no eran muy bonitas, y las muy bonitas eran bastante caras (para nuestro presupuesto, vaya). Dada la dificultad de llegar a un compromiso, al final decidimos hacerlas nosotros mismos. Bonitas o no, al menos conseguimos que fueran muy personales. La buena noticia es que para hacerlas utilizamos unicamente nuestros (muy limitados) conocimientos de Photoshop (básicamente cambiar el color de las fotos, quitar los fondos con la varita mágica y cortar y pegar imágenes), y al final nos quedó una tarjeta que cuenta muchas cosas de nosotros.

       Así que hoy, a través de nuestro tarjetón, os voy a contar nuestra historia. La de cuando dejamos de ser dos para convertirnos en uno+uno (que ya sé que siguen siendo dos, pero ahora formamos parte de la misma ecuación -momento friki-):

       En Berlín es donde vivimos ahora. Es donde íbamos a comenzar nuestra historia después de casarnos, y donde vamos a trabajar, vivir, y ser felices durante los próximos dos años (como poco). Así que algo en nuestra tarjeta tenía que representar esta ciudad: Elegimos la Fernsehturm, que es sin duda uno de los símbolos de Berlín. 

Ahora sí que sí... la primavera ya está aquí

     Hoy la calle se ha llenado de colores, y los niños iban todos comiendo cucuruchos de helado felices y contentos. Y es que Berlín se hace querer cuando el sol se deja ver. Sin duda, la primavera merece su lámina de bienvenida. Incluso en Berlín.