Está claro que la Navidad está a la vuelta de la esquina, y es hora de prepararnos para recibirla. Aquí en Berlín ya están todos los balcones iluminados, y los tradicionales mercados navideños abiertos día y noche. La nieve hace acto de presencia cada día como para confirmar que es Navidad, y los niños sacan los trineos a la calle cada vez que sus padres se lo permiten. No me gusta el frío, pero hay que reconocer que la Navidad en Berlín es preciosa. Eso sí, con el intenso frío apetece más estar en casa que salir a la calle. Así que las tardes pasan entre chocolatitos calientes, series en el ordenador, y mirar por la ventana la nieve caer.
El lunes vuelvo a España, y cuando vuelva a Berlín comienzo mi curso de alemán en el instituto Goethe y dos meses después el trabajo (gracias a la beca Humboldt que me han concedido). Esto lo cuento porque hoy es prácticamente uno de mis últimos días de "vacaciones" en Berlín y tenía que aprovecharlo para hacer algo divertido. Y qué mejor, que empezar a preparar las etiquetas navideñas de todos esos regalos comprados y por comprar para la cena de Nochebuena.
Sellos y tintas de colores, troqueladora Disney, cintas de colores y washi tape. Qué poquito cuesta a veces ser feliz.