Mi experiencia con la lactancia

   ¡Buenos días! ¿Qué tal? Yo hoy vengo con ganas de hablar (de escribir, se entiende), así que voy a aprovechar para contaros algo que me va a llevar un rato... mi experiencia con la lactancia. Creo que con lo que me ha costado y lo que he aprendido, este post puede servir para futuras mamás como yo.

    Lo primero que tenéis que saber es que yo no era, ni soy, radical ni de la lactancia, ni del biberón. Creo que cada familia tiene que hacer lo que les haga sentirse bien a todos. Si no hay ningún problema, por supuesto que creo que la lactancia es lo mejor para el bebé. Pero si la madre lo está pasando mal y por lo que sea no disfruta con ello, o no tiene la ayuda necesaria, no veo ningún problema en dar biberón al bebé. Al fin y al cabo un bebé es más feliz si su mamá está también feliz. Y bueno, lo mismo en el otro sentido... si la mamá quiere amamantar hasta los 3 o los 4 años (o los que sean) y el niño desea hacerlo, me parece estupendo.

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    Dicho esto, os cuento mi historia. Yo quería dar de mamar. Pero no había pensado mucho en ello. Simplemente, como casi cualquier persona antes de plantearse ser madre, me parecía lo más lógico, lo más natural y lo más barato. ¿Por qué no iba a hacerlo? Eso sí, tenía mis dudas, porque en casa siempre escuché a mi madre decir que ella "no tenía leche". Y si no me equivoco, mi abuela tampoco "tuvo leche". Así que yo pensaba que igual yo tampoco "tendría". Que a lo mejor era algo hereditario y yo era parte del clan de "lassinleche". Sin embargo hoy, Paula tiene ya 4 meses y pico y seguimos con la lactancia materna exclusiva. No ha sido fácil, la verdad. Por el camino he dejado días de muchas dudas y miedos. ¿Tendrá hambre? ¿no estará demasiado tiempo al pecho? ¿lloraría menos con el biberón? ¿dormiría mejor? Por eso hoy os quiero contar las claves del éxito de la lactancia de Paula, por si a alguna futura mamá le ayuda en algo. ¡Vamos allá!

    Yo siempre había sido muy de Supernanny. Pensaba además que los niños, todos, dormían en sus cunas y paseaban en sus carricoches. Y la mía por supuesto también sería así. Sabía también que existían dos corrientes diferenciadas de crianza: la de respetar al niño, y la de educarlo con técnicas más conductistas. Pero no sabía quién defendía cada cosa, ni quería leer nada al respecto para no dejarme influenciar. Sin embargo durante el embarazo cayó en mis manos el libro "un regalo para toda la vida", y lo leí sin saber que su autor era el "representante español" (por llamarlo de alguna manera) de las teorías de la crianza con apego. Con este libro descubrí al pediatra Carlos González y me enamoré de su forma de escribir y de abordar todo lo relacionado con los bebés y los niños. Y lo que es más importante en este caso, aprendí cómo funciona la lactancia paso por paso. Entendí que la lactancia a demanda es a demanda, y que prácticamente todas las mujeres tienen leche. Así que si queréis dar el pecho y que la lactancia funcione, tenéis que leer este libro. Imprescindible. Os dará fuerza y armas para superar los obstáculos que encontréis y responder a los que duden de vosotras. Ojo, que igual no encontráis ningún obstáculo (conozco casos en los que la lactancia ha ido como la seda desde el principio). Pero si hay obstáculos, necesitaréis estar informadas para superarlos.

    La lactancia a demanda es dura, y más si el bebé es como Paula. Una niña súper despierta desde el día que nació y con un ansia sin fin de mamar. El primer mes fueron 24 horas diarias con Paula en el pecho. Y a eso solo se puede sobrevivir con un padrazo como el de Paula que se encargue de todo menos de dar de mamar: cocinar, limpiar, poner lavadoras... Por suerte el primer mes Carlos tuvo su "mes de paternidad" y estuvo conmigo y con Paula todos los días. Eso, y su apoyo moral a la hora de continuar con la lactancia cuando algo me hacía dudar fueron otras de las claves del éxito. La lactancia no es solo cosa de dos. Y si os digo que aún a día de hoy Carlos prepara el desayuno y deja la comida hecha a lo mejor no me creéis... pero menos mal, porque si no fuera así comería sandwiches todos los días (recordad, ¡bebé de alta demanda!)

    Otra de las claves para que la lactancia, en mi caso, se estableciera con éxito, fue tener a dos grandes amigas, una en Berlín (Ana) y otra en Cartagena (Almu), pasando por lo mismo unos meses antes que yo. Ambas me contaron en su momento cómo lo estaban viviendo, y me dieron consejos cuando me llegó a mí la hora de amamantar a Paula. Tuve apoyo cercano (incluidas un montón de mamás que conocí en el curso de preparación al parto) y eso me ayudó muchísimo. Además, mi cuñada (y colaboradora del blog) Sonia también tuvo una niña un mes después de la mía, y fue otra baza a mi favor.

    Vivir en Alemania a veces tiene sus pegas. Pero hay una cosa al menos que en España deberían copiar. Aquí, durante el primer mes de vida del bebé, una matrona (una hebamme) viene a casa cada dos o tres días a ayudar a los padres con todo lo que necesiten. Pesa y controla al bebé, te enseña cómo bañarlo, le revisa el ombliguito, y responde a todas las dudas que surgen en unos padres primerizos como nosotros. Y por supuesto, ayuda a que la lactancia funcione. Mi hebamme confió en mí y en Paula desde el principio. Me ayudó cuando parecía que Paula no crecía suficientemente rápido e incluso llamó al pediatra para explicarle que la niña no necesitaba biberón porque aunque fuera despacio, su peso iba en aumento. Su apoyo fue clave, y su cariño y confianza en que Paula aprendería a mamar más eficazmente poco a poco también. ¡Gracias Jule Limpf!

    Estamos acostumbrados a pensar que es probable que alguien no tenga leche. Y puede pasar, pero no es lo habitual. Antes de rendirse, si de verdad quieres dar pecho, hay muchas cosas por hacer. Así que es importante no escuchar a la gente que duda de que lo estás haciendo bien y apoyarse en gente con experiencia en el tema. Para ello nada mejor que tener una hebamme o si vivís en España, ir a un grupo de lactancia. Eso y haber leído el libro de Carlos González para saber qué contestar cuando alguien ponga en duda si lo estás haciendo bien. Ojo, es posible que de verdad no tengas leche por alguna enfermedad o que el niño no está subiendo de peso por algún motivo serio. Si es así, ¡bienvenido el biberón! Pero no es lo habitual, y hay que saber distinguir unos casos de otros.

    Al principio, con Paula llorando a todas horas si no estaba mamando, y con los pezones muy doloridos... de alguna manera quise "ponerle horarios" a Paula para que mi pecho descansara de vez en cuando. Pero una vez pasó el dolor, entendí que a demanda es a demanda... y que Paula tiene hambre cuando tiene hambre. Bueno, mejor dicho que quiere pecho cuando quiere pecho, porque la mitad de las veces no era hambre, era necesidad de succión o de contacto. Sí, mi hija es teta-adicta.

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    Ahora que todo va bien he de decir que no cambio por nada dar el pecho a mi hija. Tiene sus desventajas, como el hecho de llevar siempre los mismos 3 jerseys (qué cara y qué escasa es la ropa de lactancia...) o como lo difícil que es salir de casa sin saber cuándo Paula va a querer comer. Sobre todo si el trayecto es de una hora o más... al final hay que adaptarse y salir justo cuando Paula ha terminado de comer. Pero claro, así es difícil quedar con nadie o ir a sitios con cita como el pediatra. Pero lo dicho, aún con estas desventajas, creo que dar el pecho es lo mejor para mí y para Paula. Y ahora que sé que mi hija es de "alta demanda", que se despierta mil veces por la noche y que a menudo solo se duerme y se calma rápido con el pecho... no sé qué hubiéramos hecho si tomara biberón. A día de hoy la teta ha solucionado muchos momentos de tensión, y ha permitido que durmamos del tirón casi desde el primer día (con despertares en la noche que ni recuerdo gracias al colecho, del que ya os hablaré en otra entrada). 

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    ¿Y ahora qué? Pues hasta los 6 meses seguiré con la lactancia exclusiva. Luego ya veremos cómo avanzamos... Pero hasta los 10 meses no vuelvo al trabajo así que supongo que podré volver al trabajo sin destetar a Paula (mamando antes y después de ir a trabajar). Porque la lactancia es genial pero hay algo que aún queda pendiente... ¿cómo y cuándo será el destete? Ya os iré contando. :)

    Bueno, dicho esto y tras 4 días para conseguir terminar este post, me despido hasta la próxima entrada. ¡Besotes!