Los novios de fieltro de mi boda

     Hace ya más de 5 meses que pasé a ser una mujer casada (¡¿ya?!). Cuando entré con mi recién estrenado marido en el salón en el que nos esperaban familia y amigos, nos encontramos en la mesa dos muñequitos de fieltro cosidos a mano con todo detalle. El novio, un muñecajo con su corbata verde y su chaqué. Su pelo largo y su cara de felicidad. La novia (aquí presente) con su pelo castaño claro y largo, y su ramo de tulipanes. De tulipanes como los de Holanda, donde el novio y yo nos encontramos por primera vez.

     Una vez de regreso del viaje de novios, llegó el momento de pensar qué hacer con todos los detalles de la boda, entre ellos nuestros mini-muñecos. Sabíamos que queríamos tenerlos presentes, pero no nos imaginábamos con un broche-novio o broche-novia en la chaqueta. Así que a Carlos se le ocurrió una idea mejor... ¿Por qué no los convertimos en imanes? Dicho y hecho. Compramos un set de imanes (aquí en Alemania se encuentra por ejemplo en el Bauhaus), y con un poco de pegamento, los muñecos se transformaron en imanes. Desde entonces desayunan cada día a nuestro lado, observando desde la nevera. Así que ya sabéis, si un día os cansáis de andar con vuestros broches de fieltro de aquí para allá, podéis darles una segunda oportunidad. Nosotros estamos supercontentos con la parejita en la nevera que cada día nos recuerda que hace un día más que somos marido y mujer.

     Los muñecos nos los 'fabricó' y regaló la hermana de Carlos, que además, han sido los primeros de otros muchos. Aquí os pongo una fallera y un búho como muestra. ¡Muchas gracias Sonia! Nos acordamos de ti cada vez que abrimos el frigorífico :)