Hoy hace 7 meses que Carlos y yo nos casamos. Por aquel entonces empezamos a mirar por internet buscando ideas para conseguir unas invitaciones de boda bonitas y baratas. Y como suele suceder, las baratas no eran muy bonitas, y las muy bonitas eran bastante caras (para nuestro presupuesto, vaya). Dada la dificultad de llegar a un compromiso, al final decidimos hacerlas nosotros mismos. Bonitas o no, al menos conseguimos que fueran muy personales. La buena noticia es que para hacerlas utilizamos unicamente nuestros (muy limitados) conocimientos de Photoshop (básicamente cambiar el color de las fotos, quitar los fondos con la varita mágica y cortar y pegar imágenes), y al final nos quedó una tarjeta que cuenta muchas cosas de nosotros.
Así que hoy, a través de nuestro tarjetón, os voy a contar nuestra historia. La de cuando dejamos de ser dos para convertirnos en uno+uno (que ya sé que siguen siendo dos, pero ahora formamos parte de la misma ecuación -momento friki-):
En Berlín es donde vivimos ahora. Es donde íbamos a comenzar nuestra historia después de casarnos, y donde vamos a trabajar, vivir, y ser felices durante los próximos dos años (como poco). Así que algo en nuestra tarjeta tenía que representar esta ciudad: Elegimos la Fernsehturm, que es sin duda uno de los símbolos de Berlín.
En Leiden (Holanda) es donde nos conocimos. Donde nuestras miradas se cruzaron por primera vez, y donde tras dar muchas vueltas, decidimos que aquello no podía acabar allí. Que nuestra historia estaba solo empezando y que aún quedaban muchos más viajes que hacer juntos, y muchas ciudades que conquistar (en ello estamos ;) ).
Aquí el original:
El avión que me traía y me llevaba a Berlín cuando nos separaban (a mi parecer) infinitos kilómetros, no podía faltar en nuestra invitación.
Carlos y yo nos conocimos trabajando en la Agencia Espacial Europea (ESA). La realidad es que trabajábamos frente al ordenador (no, mal que me pese, no viajábamos al espacio exterior, jejeje). Pero está claro que si hubiéramos puesto una pantalla de ordenador en la tarjeta, no hubiera quedado igual, y casi nadie lo hubiera entendido. Con el transbordador espacial (de la NASA) quedó mucho más claro (y nuestras abuelas siguieron pensando que sí, que en la ESA lo que hacíamos era "hacer cohetes").
El Ayuntamiento de Cartagena (Palacio Consistorial) está en el tarjetón por dos razones. La primera, es para representar la ciudad de la novia (la mía, vaya... esa novia, como mola, se merece una ola, uooooooo ). Y la segunda, es que es ahí donde se celebró la primera parte de la boda. Un edificio bonito donde los haya, ¡¡sí señor!!
La falla Sueca Literato-Azorín. Las fallas de Valencia (ciudad natal de Carlos), fueron mágicas el año 2012. Un día cualquiera de las fiestas (así sin más), salimos a cenar. Y Carlos tras la cena, sacó un regalito del bolsillo. Lo abrí, y ya con lágrimas en los ojos y las manos temblando por lo que significaba, acerté a ver que era un anillo... Carlos me hizo la pregunta, y al final acabamos los dos llorando ajenos a lo que sucedía a nuestro alrededor. Tras llantos y llamadas a mamá, a la hermana y a las amigas, nos fuimos a ver el encendido de las luces de la falla Sueca Literato-Azorín. Yo estaba radiante de felicidad, y recordaré siempre la canción que sonó cuando encendieron las luces al ritmo de la música. Aún me emociono cuando la escucho (por supuesto, la canción también formó parte de nuestra boda). Aquí os la dejo:
Buongiorno a te
La torre Eiffel es símbolo de París. Y París es símbolo del amor. Ea, pues también la metemos en la tarjeta. Esa es la versión que le conté a Carlos. La realidad es que a mí la torre Eiffel me recuerda a nuestro viaje a París... concretamente a nuestro viaje a Eurodisney. Bah, lo reconozco. Soy una fan loca rematada de Eurodisney. ¡¡Estoy deseando volver!!
Y las florecitas no son casualidad. Son el símbolo de nuestra Holanda. Del lugar donde nos conocimos, y de los campos de tulipanes que recorrimos con nuestros amigos comunes. Y también son (para cerrar el círculo) las flores que llevé en el ramo el día de la boda.
Esta es nuestra historia. El comienzo. El resto lo seguimos escribiendo.
¡¡A mí me encantó la invitación!! Y, por supuesto, la tengo guardada :)
ResponderEliminarHola guapa,
ResponderEliminarjoo que historia más bonita, no he podido dejar de leerla hasta que he llegado al final. Nos dejarás a todas llorando :)
¡Un beso!
Jeje, qué bonito tu comentario :). Ahora ya ha pasado un tiempo desde que escribí la entrada y estamos a punto de cumplir un añito juntos jeje. Me alegro de que te haya gustado. Un besote de buenas noches desde Berlín :)
EliminarQué pasada de invitación! Y menuda historia más bonita la vuestra ^^
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia lo de la Torre Eiffel, lo de la versión oficial que le cuantas a tu marido y la real xD Yo también me muero de ganas de volver a Eurodisney!
¡Un saludo!
Jajajaja, ¡gracias! Yo a Eurodisney solo he ido dos veces, ¡¡pero volveré!! Ya me veo cuando tenga niños correteando por allí más ilusionada que ellos jejejeje. Qué recuerdos :)
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